lunes, 18 de enero de 2010

TERREMOTO EN HAITI

Hay que ver lo que esta pasando en Haití pero no con los ojos del obispo, hay que contemplar la realidad con los ojos del presente. No existen miradas para poder imaginar lo que pasa ahí, no han inventado los bolígrafos capaces de escribir lo que sucede en realidad, carecemos de asombro, no nos queda nada, porque la catástrofe son los brazos que han abrasado la luz y las palabras. No me puedo hacer aun una idea de lo que el mundo puede hacer, como dijo mi buen amigo Don quijote "Adonde interviene el favor y las dádivas, se allanan los riscos y se deshacen las dificultades. Me pregunto si la ONU está dando el do de pecho, si Estados Unidos puede aportar algo mas, si la Unión Europea esta desdoblando sus esfuerzos ante esta situación, y tampoco sé bien qué es posible hacer desde aquí, a parte de contribuir económicamente o rezar por las almas de las víctimas inocentes.

Existen organizaciones benéficas como: Unicef, Manos Unidas, Cruz Roja Española, Cáritas Española, entre tantas que se han puesto a disposición de todo el que quiera colaborar. Ayer en uno de tantos telediarios que nos informan de la catástrofe en primera plana, una imagen me conmovió, Aparece una niña de apenas unos meses de edad, con la mirada perdida en un mar de desolación, con esos ojos grandes de infantil descubrimiento, unos ojos que vuelven a la vida cuando no queda vida alrededor, y mientras tanto, aun resonaban en mi mente las palabras del obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, cuando aseguró que "existen males mayores" que los que están sufriendo en Haití, que "deberíamos llorar por nuestra pobre situación espiritual y nuestra concepción materialista de la vida". Luego ha querido cubrir con un tupido velo sus declaraciones diciendo: "El mal que sufren esos inocentes no tiene la última palabra, porque Dios les ha prometido la felicidad eterna". Que no hay que preocuparse por nada, porque lo que ocurre lo ha dispuesto Dios.
Sí, lo reconozco, se me hace difícil ver las imágenes del terremoto, porque no hay nada peor que esta visión de cuerpos masacrados por cemento y gargantas ahogadas por el polvo de los escombros, de miles de personas sin norte ni sur, huérfanos, mutilados y desamparados. Ni siquiera vivir en la España del aborto, donde se llama matrimonio a la unión entre personas del mismo sexo y a que se le pueda llamar familia, puede ser peor que estos cien mil muertos que además de ser de este mundo son personas. Ahora nos toca proceder a nosotros, a quienes nos enseñaron desde la cuna que la solidaridad es nuestro mejor acompañante en el lago camino de la vida, y que de la mano de ella se pueden hacer las mejores acciones.

Algunas personas optamos por entregar donaciones de forma esporádica a las organizaciones, para apoyar en general el cumplimiento de sus fines, o específicamente la zona o el proyecto con el que desea colaborar. Estas donaciones puntuales, junto a otras formas de colaborar son muy importantes. Haz un ahora y ayuda a estos niños y niñas, sus familias. Todo lo que aportemos a esta causa sera poco para nosotros pero mucho para ellos.

Estas son las cuentas bancarias en las que podemos ingresar nuestra aportación:

Unicef España:

BBVA: 0182 5906 81 0010033337
Banco Español de Crédito: 030 8301 78 0000046271
Banco Popular Español: 0075 0001 87 0606914075
Santander: 0049 0001 59 2810100005
Caja Madrid: 2038 1043 19 6000877505
La Caixa: 2100 5731 70 0200005001
ING: 1465 0100 95 6000000000