martes, 29 de diciembre de 2009

FELIZ AÑO NUEVO. SHANA TOVA

Ya son pocas las horas que faltan para que este año de dos mil nueve finalice, y como la hoja caduca del abedul, la última de las hojas de mi almanaque será arrancada y alojada como las demás en la fría papelera de metal de mi estudio. Son pocas las horas y aun menos los días que faltan para que queden atrás multitud de secuencias vividas a lo largo de trescientos sesenta y cinco días, pasados al compás mas bien de una ópera de Verdi, tomemos por ejemplo Rigoletto, un intenso drama de pasión, engaño, amor y venganza que tiene como protagonista a Rigoletto, el bufón jorobado de la corte. Como la vida misma, solo vasta con valorar el drama que cada día pasan miles de familia que anegados por el desconcierto del desempleo están pasando situaciones desesperadas, o tantas otras que ven como un famliar cercano deja de existir víctima de la violencia de género, accidentes de tráfico, drogas, etc. El engaño al que son sometidos otras tantas miles de personas con contratos temporales y basados en la ley del poder, o la opresión de las entidades bancarias con subastas a diario. La pasión con la que cada mañana comenzamos un nuevo día entregando todo los que podemos dar de si, para que el mañana, lleno de incertidumbres, sea al menos un día igual que el de hoy o un poco mejor. El amor hacia los nuestros, al prójimo y al no tan prójimo pero que a la vez se convertirá en el más allegado del mañana. Y la venganza, quizás creada por una sociedad inestable, sostenida en la punta de la pirámide invertida por nosotros mismos del desasosiego, la crueldad, la falta de sentimientos y la infamia.

Ya son pocas las horas, quizás queden minutos convertidos en los herederos de un tiempo pasado que fue mucho mejor, y antecesores de un tiempo nuevo, esperanzador y lleno de ilusiones para todos. Estoy plenamente convencido, que este año que comienza vendrá cargado de nuevas expectativas, envuelto en una luz diferente que otra vez vencerá a los continuos ataques de la oscuridad, y sobre todo conciliador, mediador entre lo bueno y lo malo, lo bien y mal hecho, lo correcto y lo incorrecto, lo positivo y lo negativo, lo cierto y lo incierto. En definitiva será el año de aquellos para los que el pasado más reciente hizo mella y el tiempo quiere recompensar con aires nuevos.

Los deseos se alimentan de esperanzas, como dijo Don Quijote, por eso mi deseo para el dos mil diez que se avecina, y que ya prácticamente tenemos encima, es que llenemos de esperanza nuestras alforjas, tanto como podamos, para que al caminar por el nuevo año, podamos alimentarnos de cuantos deseos nos sean necesarios para vivir dignamente y en paz.