domingo, 30 de agosto de 2009

LOS RECUERDOS

Hace relativamente poco, leí una poesía de Antonio Gala y hacía referencia a los recuerdos, al pasado y a una niñez y madurez pasajera, que montada en el vagón de la vida agitó el pañuelo para despedirse desde la ventanilla, la poesía comenzaba así, “Hoy se queman los antiguos recuerdos en una atardecer de antiguas llamas. Voces que no entendemos nos advierten de lo que no entendemos y nos mata, mientras la luz a su cubil retoma póstuma y delicada”.

¿Dónde duermen los recuerdos?, ¿en que lugar de nuestro complejo cerebro se ubican?, ¿quién los administra y los deja brotar de una vez para ofrecernos un segundo de alegría ajena, o tal vez un mal momento?. Todas estas preguntas sobrevinieron a mi subconsciente sin obtener una respuesta concreta y altina. Hoy me he planteado buscar mis recuerdos, todos y cada uno de ellos. En verdad, me pertenecen y me siento único propietario de ellos, su dueño sin contrato ni mucho menos escritura de propiedad, pero son míos y los quiero a todos. No quiero imaginar perderlos, como quien pierde la virginidad y no recuerda cómo, no quiero dejarlos olvidados en un baúl para quien algún día, movido por la curiosidad pretenda perturbarlos.

Me quiero agarra a mis recuerdos y aferrarme a ellos como el náufrago a la tabla que le puede salvar la vida, no quiero soltarlos porque de ellos depende mi existencia, y sobre todo mi razón de ser, ellos son el único legado que puede transmitir a mis hijos sin que un notario cobre por ello y sean el detonante de disputas entre hermanos, quiero apretar cerrando los brazos con tanta fuerza, que el aire comprimido en mis pulmones salga liberado de mi como la máxima expresión de liberación absoluta, dicen que el sueño es el alivio de las miserias para los que las sufren despiertos, pero soñar despierto también es loable, por eso quiero seguir soñando mientras escribo estas pobres líneas torcidas sin renglones que les sirvan de apoyo.

Hoy se pierden los últimos recuerdos y se queman las últimas palabras, y como la memoria, enemiga mortal de mi descanso, quiero quebrar las cadenas que me unen al árbol de la vehemencia, para poder gritar a los cuatro vientos que quiero ser dueño de mis recuerdos, de todos y cada uno de ellos. Y al pasar junto al jardín de los vivos, en la muralla de la conciencia y tras cruzar la verja de la prudencia, quiero entrar en otro mundo donde el pasado más lejano al que pueda llegar, desfigurado en un presente de sorpresas me estreche su mano a modo de…, buenas tardes viejo conocido, desde hoy quiero hacer este viaje contigo. Soy tus recuerdos.

jueves, 27 de agosto de 2009

EL AFRICANO DEL SEMÁFORO

Como cada mañana, el gallo digital que siempre tiene la garganta a punto, ese que durante toda la noche me observa con los ojos enrojecidos mientras mi subconsciente libra una frenética lucha entre pesadillas y buenos sueños, pues el gallo comienza a cacarear en ese preciso momento en el que la lucha se inclina por los buenos sueños, como siempre, y más bien preso de la pereza, con una leve acaricia en su costado duro como el acero, le invito a callar inmediatamente.

Una mañana más, rutina diaria que sopeso frente al espejo antes de aclarar mis perezosas ideas, y a modo de agua purificadora o bálsamo tónico refrigerante, acicalo una y otra vez mi rostro aun desfigurado por el sueño. Con más bien torpeza que destreza me coloco la ropa y me hago de todos los accesorios que me acompañarán durante todo el día, cartera, móvil y cuidadándome de no olvidar el reloj, que inescrutablemente no cesará en marcar cada uno de los segundos, minutos y horas que conformarán el nuevo día.

Una vez en el coche y dirección al trabajo, como quien se somete a una sesión de hipnotismo, la mente aun permanece casi en blanco, cuesta poner en marcha las más de cien mil neuronas celebrares automatizadas por el paso de los años, sintonizo el canal de noticias para conocer de primera mano la actualidad que nos rodea, lo que ha ocurrido y lo que se espera que ocurra, me coloco el cinturón de seguridad que será el encargado de desplanchar la camisa recién planchada, y como si estuviese activado un piloto automático imaginario recorro el laberinto de calles hasta llega a la carrera.

Pero como cada mañana, la luz roja en la lejanía marca la obligada detención en el semáforo que delimita el placer de la rutina, y ahí esta él, como el guardagujas que controla los cambios de vías en la antigua estación. Sus ojos blancos como el mármol recién extraído de la cantera, su piel negra blanqueada por el polvo que levantan los coches al pasar a su lado, un pantalón gastado y una camisa de manga larga dos tallas más grandes, que parase colgar de dos palos entrecruzados, unas camping dos números más grandes y una gorra que seguro que será la protagonista en una nueva mañana de calor.

Es él, el joven africano que todos los días alegra mis mañanas , no importa si le compro pañuelos o no, si le doy unas monedas o las dejo guardadas en el bolsillo pequeño de mi pantalón, el siempre sonríe, y sonríe de verdad. Lo veo en sus ojos que brillan desde la lejanía y que están tan abiertos que dan lugar ver las venillas rojizas que llegan hasta ellos. Es el, el chico de los pañuelos que cada mañana me inyecta una gran dosis de optimismo, no se desde que hora estará despierto, cuantos chiquillos tiene, cuanto gana cada día y ni siquiera si tiene hogar, si depende de las mafias o trabaja en libertad, asquerosa esclavitud del siglo veintiuno.

Es el amigo que me da el primero de los buenos días, el que a veces ni siquiera me ofrece pañuelos, sino que simplemente intenta darme la mano a través de un cristal que aun permanece cerrado, mi amigo anónimo, no se como se llama, de dónde viene, no se nada de él. Bajo la ventanilla y algunas veces le compro algo, le doy unas monedas o simplemente estrecho tímidamente su mano en la fracción del escaso minuto que tarda en cambiar de color el disco del semáforo, y ahí se queda él, con la sonrisa en su cara, con la bondad heredada de sus padres y el consuelo de una migajas que salieron del coche.

Y miro por el retrovisor, la agilidad de su juventud esquiva a los conductores que a su vez sortean a volantazos al africano, sigo mirando y de nuevo el semáforo en rojo le faculta para alegrar la mañana de otro conductor, a veces indiferente, otras sorprendido, pero la mayoría de ellas agradecido, una nueva sonrisa en su rostro encendido de juventud, un nuevo buenos días cargado de sinceridad, un nuevo apretón de manos comunicativo, y sobre todo un nuevo amigo al que seguro que mañana esperará impaciente.

Ahora comienza mi verdadera mañana, ahora el día es un poco más corto y no esta vacío, ya llevo conmigo las mayores de las satisfacciones, la de ver a un amigo con una sonrisa en la cara. Como cada mañana, el me espera para hacerme feliz, yo le espero para darle una mísera propina. Y entre nosotros dos, el cómplice semáforo que ha sido el culpable de una amistad para toda la vida, el interlocutor de una conversación inexistente, el mediador político entre dos mundos o mejor dicho, dos universos.

miércoles, 26 de agosto de 2009

SOBRE LA GRIPE "A"

Anochecía, la tenue y parsimoniosa luz de la lámpara de la mesita parecía aun más rojiza mortecina, fueron unos instantes en los que los párpados aun entreabiertos sucumbieron a la atracción magnética del sueño, y el reflejo de una luz clara y destellante avivaron los primeros fotogramas de una película que arrancaba sin guión, sin argumento y sin final predeterminado.

Un estornudo fue el detonante del final de la proyección de mi quimera, miles de partículas inundaron el reflejo, que desde la verticalidad de la luz proveniente de la pequeña ventana de mi estudio penetraban desde el exterior, sucumbió el silencio en un eco de sonidos sin nota que aun los pueda definir, y mucho menos reflejar en una partitura, y como el polvo galáctico que deja tras de si una peregrina estrella fugaz en su fricción con el cósmos, aparecieron acompañados de ácaros pasivos que descasaban en el sofá, miles de millones de pequeñas partículas de líquido pulverizado.

De pequeño, en esa edad en la que aún el sentido común no se nos ha sido presentado, y ni siquiera conocemos el nombre propio del sexo contrario, en la edad a la que algunos apellidaron pubertad sin saber de que familia provenía, me dedicaron unos renglones que decían que estornudar una vez era un deseo, dos veces era un beso y tres veces una carta, eso se aseveraba acerca de lo que el estornudo le traería a la persona que estornudaba.

Hoy han cambiado mucho las cosas, hace poco el veintisiete de abril, nos levantamos con la noticia de una gripe “Según las autoridades mexicanas, un brote de una nueva gripe porcina ha causado el fallecimiento de 103 personas hasta el momento. Asimismo, un total de 1.614 personas han sido hospitalizadas, la mayoría de las cuales ya han sido dadas de alta”. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado el brote como un “suceso de salud pública de preocupación internacional”, alertando incluso de una posible epidemia global.

Realidad o ficción, en el siglo veintiuno y aun ocurrían estas cosas, me trasladé a la edad media que leí algo en los renglones de algunos libros ya olvidados y hacían alusión a la peste, la primera de las pandemias, allá por el siglo catorce. De esta noticia a muchas más sobre el mismo tema, cada vez todo esto de la gripe porcina, llamada la gripe “A” por abreviar a los locutores televisivos y a los radiofónicos en su trabajo diario de la información, y a nosotros en nuestro coloquio particular, iba tomando un carácter más dramático y taxativo, de gripe a epidemia y de epidemia a pandemia, un trabalenguas que se cobraba vidas diariamente, que ponía en cuarentena a cuarteles enteros o dejaba sin vacaciones a excursiones completas retenidas en hoteles, en fin, cólera generalizada por la realidad de un virus que mata de verdad y se ceba con los más débiles e indefensos.

No importa lo que lo provoque, cada estornudo funciona casi de la misma manera. Las células nerviosas que se encuentran en la cubierta de la nariz se excitan y envían impulsos a la base del cerebro, el cerebro envía una señal a los músculos del pecho, y estos se convierten en un espasmo, apretando el aire de los pulmones, mientras tanto, los músculos de la faringe, un tubo que está detrás de la garganta, se cierran también, aquí viene el estornudo: En el instante siguiente el aire sale disparado por la nariz y también por la boca. Sorprendentemente, el aire que sale disparado por tu nariz durante un estornudo, puede alcanzar velocidades de hasta 100 millas por hora y ahora hay que detenerlo como sea, quizás entrenando a nuestro celebro a ello, o bien a modo de preservativo bucal utilizar un pañuelo de usar y tirar, una buena higiene y grandes dotes de destreza nos harán librarnos de la amenaza de lo se ha llegado a llamar la peste del siglo veintiuno, eso si, más “Light”.

Al incorporarme del aletargado descanso, entendí el verdadero significado de aquel dicho que de pequeño me llegaron a escribir a modo de poesía corta en las pasta de la libretas de matemáticas, estornudar una vez era un deseo, y ahora pido que acabe esta pesadilla que nos asola, a todo el mundo en general y a nadie en particular. Cuando me sobrevenga el segundo que se supone significa un beso, esperaré el beso de todos los que me rodean, familiares, amigos e incluso conocidos, como quien recibe la paz cuando celebra la eucaristía. Y si estornudo la tercera vez , que significa una carta, espero que sea tu carta de amistad, esa que cada año recibo imaginariamente aunque no lo sepas por navidad, para decirme que tanto tu como los tuyos os encontráis todos bien.

martes, 25 de agosto de 2009

COMIENZA LA ANDANZA

Buenos días,

Aquí comienza un largo viaje, un sin fin de vivencias, anécdotas, apuntes y comentarios del pasado del presente y del futuro más cercano, hoy comienza un viaje de ida del que no me he tomado la molestia de sacar el billete de vuelta, un largo camino por las hondas cibernéticas que unen a cada uno de nosotros para hacernos aun más próximos, un dilatado itinerario por la actualidad y los pensamientos que como comprobarás nunca nos llevarán hasta el final del recorrido, sino que nos ayudarán a seguir adelante, con pisada firme y buen talante, hay quien dice que la verdad adelgaza y no quiebra, y siempre nada sobre la mentira como el aceite sobre el agua y así andaremos y porque no nadaremos sobre los confines terrenales.

Hoy quiero pedirte que seas mi compañero de viaje, mi amigo, el copiloto de esta nave sin piloto automático que junto tendremos que manejar a nuestro antojo o necesidad, hoy quiero que seas el Sancho Panza que, con la mente totalmente lúcida hagas recapacitar a este Quijote al que su alocada mente no deja ver los enormes molinos que convertidos en gigantes otean en el horizonte, quiero que seas el bolardo donde puede amarrar mi barco cuando llegue a puerto y como no el bordón que utiliza el peregrino quiero que me sostengas en este camino lleno de subidas y bajadas, donde el llano casi que no existe y en definitiva nos hará más amigos cada día, algunos creen que para ser amigos basta con querer, como si para estar sano bastara con desear la salud.
Hoy comienza un largo camino literario, que entre tu y yo, y con las alforjas repletas de tolerancia, imaginación, actualidad y comprensión emprenderemos en busca de pasar largos momentos de reflexión, de un día a día que seguro que nos hará mejor persona, Las honestas palabras dan indicio de la honestidad del que las pronuncia o las escribe como dijo Don quijote de la pluma de Cervantes , por eso y por mucho más me atrevería a decir que la pluma es la lengua de la mente, así que dejemos correr ríos de tintas por nuestra mente para que nuestra lengua nucas se este quieta y así la pluma nunca, por nunca jamás deje de escribir.