miércoles, 26 de agosto de 2009

SOBRE LA GRIPE "A"

Anochecía, la tenue y parsimoniosa luz de la lámpara de la mesita parecía aun más rojiza mortecina, fueron unos instantes en los que los párpados aun entreabiertos sucumbieron a la atracción magnética del sueño, y el reflejo de una luz clara y destellante avivaron los primeros fotogramas de una película que arrancaba sin guión, sin argumento y sin final predeterminado.

Un estornudo fue el detonante del final de la proyección de mi quimera, miles de partículas inundaron el reflejo, que desde la verticalidad de la luz proveniente de la pequeña ventana de mi estudio penetraban desde el exterior, sucumbió el silencio en un eco de sonidos sin nota que aun los pueda definir, y mucho menos reflejar en una partitura, y como el polvo galáctico que deja tras de si una peregrina estrella fugaz en su fricción con el cósmos, aparecieron acompañados de ácaros pasivos que descasaban en el sofá, miles de millones de pequeñas partículas de líquido pulverizado.

De pequeño, en esa edad en la que aún el sentido común no se nos ha sido presentado, y ni siquiera conocemos el nombre propio del sexo contrario, en la edad a la que algunos apellidaron pubertad sin saber de que familia provenía, me dedicaron unos renglones que decían que estornudar una vez era un deseo, dos veces era un beso y tres veces una carta, eso se aseveraba acerca de lo que el estornudo le traería a la persona que estornudaba.

Hoy han cambiado mucho las cosas, hace poco el veintisiete de abril, nos levantamos con la noticia de una gripe “Según las autoridades mexicanas, un brote de una nueva gripe porcina ha causado el fallecimiento de 103 personas hasta el momento. Asimismo, un total de 1.614 personas han sido hospitalizadas, la mayoría de las cuales ya han sido dadas de alta”. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado el brote como un “suceso de salud pública de preocupación internacional”, alertando incluso de una posible epidemia global.

Realidad o ficción, en el siglo veintiuno y aun ocurrían estas cosas, me trasladé a la edad media que leí algo en los renglones de algunos libros ya olvidados y hacían alusión a la peste, la primera de las pandemias, allá por el siglo catorce. De esta noticia a muchas más sobre el mismo tema, cada vez todo esto de la gripe porcina, llamada la gripe “A” por abreviar a los locutores televisivos y a los radiofónicos en su trabajo diario de la información, y a nosotros en nuestro coloquio particular, iba tomando un carácter más dramático y taxativo, de gripe a epidemia y de epidemia a pandemia, un trabalenguas que se cobraba vidas diariamente, que ponía en cuarentena a cuarteles enteros o dejaba sin vacaciones a excursiones completas retenidas en hoteles, en fin, cólera generalizada por la realidad de un virus que mata de verdad y se ceba con los más débiles e indefensos.

No importa lo que lo provoque, cada estornudo funciona casi de la misma manera. Las células nerviosas que se encuentran en la cubierta de la nariz se excitan y envían impulsos a la base del cerebro, el cerebro envía una señal a los músculos del pecho, y estos se convierten en un espasmo, apretando el aire de los pulmones, mientras tanto, los músculos de la faringe, un tubo que está detrás de la garganta, se cierran también, aquí viene el estornudo: En el instante siguiente el aire sale disparado por la nariz y también por la boca. Sorprendentemente, el aire que sale disparado por tu nariz durante un estornudo, puede alcanzar velocidades de hasta 100 millas por hora y ahora hay que detenerlo como sea, quizás entrenando a nuestro celebro a ello, o bien a modo de preservativo bucal utilizar un pañuelo de usar y tirar, una buena higiene y grandes dotes de destreza nos harán librarnos de la amenaza de lo se ha llegado a llamar la peste del siglo veintiuno, eso si, más “Light”.

Al incorporarme del aletargado descanso, entendí el verdadero significado de aquel dicho que de pequeño me llegaron a escribir a modo de poesía corta en las pasta de la libretas de matemáticas, estornudar una vez era un deseo, y ahora pido que acabe esta pesadilla que nos asola, a todo el mundo en general y a nadie en particular. Cuando me sobrevenga el segundo que se supone significa un beso, esperaré el beso de todos los que me rodean, familiares, amigos e incluso conocidos, como quien recibe la paz cuando celebra la eucaristía. Y si estornudo la tercera vez , que significa una carta, espero que sea tu carta de amistad, esa que cada año recibo imaginariamente aunque no lo sepas por navidad, para decirme que tanto tu como los tuyos os encontráis todos bien.