jueves, 10 de diciembre de 2009

DIARIO, DIARIO, DIARIO

Es tan ligera la lengua como el pensamiento, que si son malas las preñeces de los pensamientos, las empeoran los partos de la lengua, eso decía mi buen amigo Quijano, …. Y que rezón llevaba ….. vasta con encender la televisión en horas puntuales o hacer lo mismo con la radio para comprobar el insípido calado que están tomando las noticias actuales, por un lado la corrupción, aquí te pillo y aquí me lo llevo, no importa el color político, cada fachada posee en su interior los mismos contenidos ávaros. Por otro la rebeldía de la Iglesia Católica, puntualicemos, con sus sonoras pataletas pasadas de de moda como la ropa que dejamos de ponernos, ahora le toca a la ley del aborto, veinte años despues de su aprobación.
Por otro lado el pobre y desconcertado discurso del no, de lo peor, de lo mal hecho, del fracaso, en definitiva del desconcierto de los partidos de la oposición al Gobierno, una artimaña que únicamente deja cada vez más piedras alojadas en el tejado de nuestro pais. Por otro lado y como no, los datos del desempleo, algo que en cierto modo a todo nos incumbe aunque a cada uno en una medida diferente, recuerda aquello de “ cuando veas las barbas de tu vecino cortar, pon las tuyas a remojar y se consecuente. Y por último, y pasando por alto algunas otras noticias que no dejan de ser importantes, la violencia de género, que casi todos los días nos ofrece una peor imagen de la raza humana, un sinsentido que a pesar de ser la herencia de un pasado no muy lejano, ya es hora de erradicar de una vez por todas.
Pero claro está, sin este gazpacho de revelaciones diarias, sin este menú de bar de carretera que cada día se nos ofrece con más bien pocas variantes pero con más especias que la semillería de mi vecina, no seríamos nosotros mismos, nunca tendríamos la imagen real de donde estamos, dónde vivimos, qué compartimos, quién nos rodea, hasta cuando y hasta dónde podemos o debemos llegar, sin este variado de suculentas y tolerantes noticias no se podrían rellenar de tinta los grandes folios de los periódicos ni cubrir la media hora larga de un telediario.
A pesar de todo, merece la pena, en ocasiones abrir la ventana de la información y recibir una bocanada fresca de buenas noticias, de actualidad renovada y certera, de datos positivos, de operaciones que regalan vida, de actos sociales que devuelven ilusiones, de cooperaciones internacionales que hacen felices a millones de niños, de fronteras que desaparecen y armas que se quedan en los almacenes militares, en fin del buen hacer por nada, de gracias sin retorno y de un aliento de vida para el que nunca pidió nada.

Y piensa que aquellos que nos hacen llegar información, lo hacen con una lengua tan ligera que ni siquiera sus mentes pueden procesar a gusto, y que a veces las preñeces de sus pensamientos hacen de la las noticias cálculos algebraicos que a duras penas resolvemos. Menos mal que la hora corta del parto de la lengua, nos reporta el buen rollo necesario para irnos a la cama con la ilusión de que mañana seguro que será un buen día.