jueves, 2 de junio de 2011

FRANCAMENTE -"FUE UN DICTADOR" AUNQUE SE QUIERA MAQUILLAR


Casi desde la adolescencia Franco siempre pensó en lograr el poder para implantar una dictadura; y así ocurrió. El mismo estaba francamente convencido y lo sabía, pues fue él quien al fin impuso el sistema de gobierno que quería para acabar con la República y con la democracia. Nuca pensó Franco ni los que le rodearon y aun menos mostraron algún interés en ninguna forma de democracia, tanto Franco como los suyos despreciaban la política de manera expresa, y en los años que van de 1930 a 1936, cuando al fin cuaja ese clima de odio que impusieron los políticos y los militares fascistas, sus intervenciones no fueron sólo contra la República legalmente constituida en las urnas, sino contra la democracia propiamente dicha.

La dictadura franquista, que tuvo al frente a un hombre que se llamaba a sí mismo Caudillo y que era reconocido por los suyos como el Generalísimo por la gracia de Dios ( a qué viene mezclar a Dios en todo ésta patraña), es una de las más longevas del mundo, (duró alrededor de 40 años del 1 de octubre de 1936 al 20 de noviembre de 1975, hasta su muerte) de modo que ahora resulta inolvidable como tal incluso para las generaciones más jóvenes, educadas en el recuerdo de aquella época que sus bisabuelos, sus abuelos y sus padres vivieron de una u otra manera, conscientes siempre de que este sistema no era sólo autoritario sino que era dictatorial. Pues este hecho básico para los hombres y mujeres, y que debería ser también básico para los historiadores, no lo debía ser para el historiador Luis Suárez, que, ha decidido puntualizar que el dictador era simplemente autoritario, y que además ganó la guerra a un enemigo que, "en principio", tenía fuerzas superiores.

Esta tergiversación de la historia no tiene ningún valor, porque todo el mundo tiene derecho a pensar lo que quiera del pasado, del presente e incluso del futuro, y hay mucha gente que piensa asi de buena fe, y yo respeto ese pensamiento, faltaría más, si no fuera porque esas opiniones están vertidas por este historiador en un libro que publica la Academia de la Historia con el dinero de todos los españoles, los franquistas, los no franquistas, los antifranquistas y los indiferentes. Me llama la atención que ahora se quiera dar una imagen tan bonachona de la dictadura, la misma con la que ésta se abrió paso también entre la ciudadanía allá por los años cuarenta, aplicando la hipocresía que eclipsó a su antojo la época democrática anterior al llamado “movimiento”.

Como la democracia es por naturaleza mucho más transparente y permisiva que la dictadura, y ahí podemos encontrar una de sus enormes grandezas, esas malas interpretaciones han ido tomando calado en una gran parte de la población joven que pasa totalmente del pasado reciente y una población mayor que prefiere olvidar los malos recuerdos. Pero el colmo de todo esto es que estas afirmaciones que permancerán para siempre escritas, mañana puedan ser tomadas como referentes de estudios para generaciones futuras que, viniendo de la naturaleza que provienen, pueden parecer tan fehacientes y certeras que un día se expliquen en los colegios como el pasado verdadero que vivieron nuestros mayores. Y como el pasado no fue así, convendría que la Academia de la Historia rectificara pronto para que podamos seguir creyendo en tal Institución como dogma de sabiduría y siga teniendo el crédito que jamás perdió, pero claro está, para eso tienen que definir las cosas tal como fueron, como pasaron y no de un modo diferente.

NOTA POSTERIOR A ESTE ARTÍCULO:

Noticia publicada en el Diario de Asturias.

"La Academia de la Historia rectificará a medias su Diccionario Biográfico"
La Real Academia de la Historia admite, a través de un comunicado que mañana se someterá a votación, que algunos de los artículos de su diccionario biográfico necesitan "una revisión historiográfica y editorial" y que las modificaciones son susceptibles de ser incorporadas "de manera rápida a la edición digital y a ulteriores ediciones en papel". Así, las ediciones ya impresas mantendrán los artículos polémicos.